viernes, 5 de enero de 2024

BAUTISMO DEL SEÑOR (ciclo B)

 EL ESPÍRITU DE DIOS SE POSÓ SOBRE ÉL


COMENTARIO A LAS LECTURAS DE LA MISA

    Hoy celebramos la fiesta del Bautismo del Señor, en el primer domingo de enero, con la que se cierra el tiempo de Navidad. En la Navidad y la Epifanía hemos celebrado el acontecimiento que cambia la historia de los hombres para siempre: Dios ha hecho una opción por nuestra humanidad, por cada uno de nosotros, y ha venido a compartir nuestra vida como el Emmanuel (Dios que está con nosotros).

    Después de los relatos de la infancia, y del episodio de Jesús adolescente, extraviado voluntariamente en el templo para discutir con los sabios de la Ley, los evangelios no nos dicen nada más. Son casi treinta años de vida oculta y silenciosa en el pueblo de Nazaret… ¿qué hace Jesús en todo ese tiempo? Vivir como uno más una vida sencilla y anónima, trabajando en el taller familiar.

    Esto en lo externo, pero, ¿y en lo interior? Jesús va madurando como hombre su conciencia de ser el Hijo enviado, el que debe cumplir hasta el final la voluntad de su Padre del cielo.

    El bautismo que Juan da el Jordán será el momento decisivo de comenzar la misión. Resulta llamativo que Jesús, que no tiene pecado alguno, que es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, como le llamará Juan, quiera recibir este bautismo de conversión.

    Por este motivo Juan no quiere bautizarlo y se resiste a hacerlo: “Soy yo el que necesito que tú me bautices y ¿tú acudes a mí?”. Pero Jesús le insiste, para que se cumpla toda justicia. ¿A qué se refiere el Señor Jesús?

    Por un lado, al ponerse en la cola de los penitentes que piden el bautismo de Juan, Jesús está expresando desde el comienzo de su vida pública cuál es su misión: es el pastor que viene a buscar la oveja más perdida, es el médico que necesitan los enfermos.

    Él no necesita el bautismo de Juan, pero va a compartir la vida de los que buscan perdón y sanación, aunque eso le suponga ser llamado despectivamente “amigo de publicanos y pecadores” o “impuro”.

    Por otro lado, el bautismo será la ocasión para que Dios Padre manifieste por primera vez que Jesús es su Hijo amado, al que hay que escuchar, y derrame sobre él el Espíritu Santo, ungiéndolo para que pase haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios está con él.

    Jesús, después de recibir esta efusión del Espíritu comienza la misión del Reino. Lo hace con el estilo que debía tener el enviado por Dios según el profeta Isaías: sin gritar, ni clamar por las calles, con suavidad y amabilidad, invitando a todos a acercarse al amor de Dios. Sin cascar la caña quebrada ni apagar el pábilo vacilante, valorando lo poco de bueno que cada uno pueda tener, la monedita de la viuda, la semilla pequeña, la levadura… es el estilo de Jesús de Nazaret.

    En este día del Bautismo del Señor, también pensamos en nuestro propio bautismo. Nosotros no hemos recibido el bautismo de Juan, sino uno infinitamente mejor, que aquel solamente anunciaba: el bautismo en el Espíritu Santo, el bautismo de Jesús.

    Hemos sido hechos hijos en el Hijo, y somos amados con el mismo amor con el que el Padre ama a su Unigénito. Tenemos el don del Espíritu Santo, que va actuando en nosotros, que nos va transformando lentamente y desde dentro, y que nos hace llamar a Dios Abbá-Padre.

    Hoy es un día ideal para agradecerlo. Nunca agradeceremos lo suficiente el regalo del bautismo cristiano, el mayor tesoro que se nos ha podido confiar. Pero, como todo gran don, conlleva una gran responsabilidad: la de vivir como Hijos de Dios, al estilo de Jesús, según su Evangelio.

    Que lo vivido durante este tiempo gozoso de la Navidad que hoy termina, nos ayude a vivir el año que estamos comenzando según nuestra vocación de bautizados. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

QUINTO DOMINGO DE PASCUA (B)

 TÚ ERES LA VID, NOSOTROS TUS SARMIENTOS COMENTARIO A LAS LECTURAS DE LA MISA El domingo pasado, quizás lo recordamos, Jesús nos dijo de sí ...