En la iglesia parroquial de Villaobispo, donde este año correspondía, venidos desde las diversas parroquias que conforman nuestra Unidad Pastoral celebramos, con alegría y solemnidad, la Vigilia Pascual.
Comenzamos con el rito del fuego o lucernario, del que se toma la llama del Cirio Pascual, que nos guía hasta entrar en el templo.
Una vez escuchado el pregón pascual, que rompe el silencio de la noche, vinieron las lecturas de la Palabra de Dios. El Señor preparó este momento de la resurrección de Cristo actuando portentosamente a lo largo de los siglos.
En un tercer momento, la bendición del agua, con la que fuimos rociados, después de renovar las promesas bautismales, como en un nuevo comienzo.
Como rito final, los cirios de las diferentes comunidades parroquiales fueron encendidos del fuego nuevo de la Pascua, llevando así a cada pueblo el testimonio gozoso de que Jesucristo ha vencido la muerte para nosotros
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