Más que nunca hemos de abrirnos a contemplar el Misterio desvelado en la Cruz gloriosa de Jesucristo. Las medidas presentes y futuras nos obligan a mantener distancias. Cultivemos la cercanía de la oración. Oremos unos por otros, por quienes están padeciendo la enfermedad, por sus familiares y amigos, por el personal sanitario, así como por quienes trabajan por la contención en la propagación del virus.
Esta situación nos convoca a una creatividad pastoral para
ayudarnos unos a otros a vivir la Cuaresma y la Semana Santa de una manera
nueva. Los pastores somos especialmente convocados a una nueva entrega y
creatividad en la manera de acompañar al Pueblo de Dios. Como ha dicho hoy el
Papa Francisco: “Que el Pueblo de Dios se sienta acompañado por los pastores y
el consuelo de la Palabra de Dios, los sacramentos y la oración”.
En este itinerario cuaresmal, carente de algunos signos
litúrgicos comunitarios y de las expresiones de la devoción popular en la
calle, estamos llamados a un camino aún más arraigado en lo que sostiene la
vida espiritual: la oración, el ayuno y la caridad. Que los esfuerzos
realizados para contener la propagación del coronavirus se acompañen del
compromiso de cada fiel para el bien mayor: el cuidado de la vida, la derrota
del miedo, el triunfo de la esperanza.
Por los enfermos contagiados por el virus, por sus
familiares, por quienes están en cuarentena y por otros enfermos que ven
afectada su atención por la prioridad de atajar la pandemia.
– Por los
trabajadores de todos los Centros y Servicios Sanitarios y todos los servicios
públicos.
– Por los
Equipos de Emergencias, por los de Protección Civil y por las Fuerzas de
Seguridad del Estado
– Por los
Equipos de Pastoral de la Salud y por los voluntarios.
– Por las
personas de riesgo: niños, mayores y enfermos crónicos.
– Por los
padres, madres, abuelos y educadores.
– Por los que
están viviendo esta situación de emergencia en soledad.
– Por quienes
carecen de hogar o de lo imprescindible para vivir.
– Por las
diversas autoridades públicas.
– Por los
sacerdotes, los Monasterios de vida contemplativa y la vida consagrada, que con
su oración y entrega siguen dando esperanza a todos los ciudadanos.
“Oh María, Madre de la Salud ruega por nosotros y por el mundo entero en esta hora de la prueba y aparta el azote de la epidemia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.