viernes, 13 de enero de 2023

DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO A)

 ESTE ES EL CORDERO DE DIOS

COMENTARIO A LAS LECTURAS DE LA MISA

El domingo pasado cerrábamos el ciclo de la Navidad con la celebración del Bautismo del Señor. Es el comienzo de la vida pública de Jesús, tras el silencio de treinta años en Nazaret. Jesús va a dedicar tres años intensos a anunciar el Reino de Dios con palabras y con obras, dejando tras de sí una comunidad de discípulos, nosotros, la Iglesia, que tenemos que continuar su misión en el mundo, conducidos y animados siempre por su Espíritu Santo.

El tiempo ordinario, hoy es el segundo domingo, es el tiempo más largo del año litúrgico cristiano. Vamos acompañando al Señor, domingo tras domingo, aprendiendo de él, escuchándole, empapándonos de su Evangelio. Así hasta que lleguemos a la Pascua, su pasión, muerte y resurrección, preparada por los cuarenta días de la Cuaresma.

El evangelio de hoy lo podemos entender como una continuación del evangelio del domingo del Bautismo: Juan Bautista ha quedado profundamente conmocionado por lo que ha vivido al bautizar a Jesús. Por eso da testimonio de él; ya no bautiza para preparar el camino al Mesías de Dios, porque ahora tiene claro que este ya ha llegado: es Jesús de Nazaret.

Todo el evangelio que acabamos de escuchar es una confesión de fe de Juan Bautista en Jesús. Comienza llamándole Cordero de Dios. A nosotros como cristianos, esta expresión para referirse a Jesucristo nos resulta muy familiar, porque la repetimos en la misa hasta tres veces: en el Gloria, cuando decimos “Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre”, en la fracción del pan antes de comulgar “Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo” y cuando el sacerdote nos presenta la Sagrada Eucaristía ya partida: “este es el Cordero de Dios”.

¿Por qué llamamos a Jesús cordero? Juan Bautista lo tiene claro y sus oyentes, que eran judíos, también lo entendieron bien al oírlo. El cordero es la víctima que se ofrece en la Pascua hebrea, recordando aquel cuya sangre se puso en las puertas de los judíos para evitar la muerte de los primogénitos. Ese acontecimiento fue el decisivo para que Israel pudiera salir de la esclavitud de Egipto a la libertad, guiados por Moisés.

Desde entonces, en cada Pascua, un cordero inocente, que carga con los pecados de su pueblo, es sacrificado y su carne es comida en un banquete que crea comunión entre los comensales y de estos con Dios.

Está bien claro porque podemos llamar a Jesús Cordero de Dios: él se da en sacrificio de amor, muere por nosotros para evitar nuestra muerte eterna, y se deja comer en el banquete de la eucaristía para crear comunión entre nosotros, es un banquete de hermanos, y de nosotros con Él.

Verdaderamente, las características que vemos en un cordero, es un animal pacífico, inocente, hermoso, las tiene el Señor Jesús, que pasó por el mundo haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo.

Pero Juan dice más: Cristo es el que bautiza con Espíritu Santo. Puede hacerlo porque Él, como Hijo amado del Padre, está lleno del Espíritu, es el Mesías, que significa el Ungido.

Nosotros no hemos recibido el bautismo de Juan, que era una simple preparación, no. Hemos recibido el bautismo de Jesús, que es el bautismo con Espíritu Santo, el que recibimos en la Iglesia.

¡Qué maravilla! El mismo Espíritu que se ha derramado sobre Jesús, se ha derramado sobre nosotros al ser bautizados. Y, por eso podemos llamar a Dios Padre, y por eso podemos, y debemos, hacer las mismas obras de Jesús. Nuestra vocación de bautizados es la que anuncia el profeta Isaías en la primera lectura: “Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra”.

Preguntémonos hoy: ¿Soy portador de la luz de Dios para los que tengo a mi alrededor?; ¿lo llevo también a las naciones, que hoy son los que no le conocen y, a causa de ello, viven sin ilusión ni esperanza?

Que la gracia y la paz de parte de Dios y de nuestro Señor Jesucristo nos acompañen durante toda la semana al salir del templo. Feliz Domingo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

SOLEMNIDAD DE SAN FROILÁN (5 de octubre)

 ID AL MUNDO ENTERO Y PREDICAD EL EVANGELIO COMENTARIO A LAS LECTURAS DE LA MISA      El ciclo normal de los domingos del tiempo ordinario, ...