sábado, 10 de febrero de 2024

"EL EFECTO SER HUMANO" (Carta del obispo de León)


Queridos hermanos y hermanas:

    Cabría esperar de todo ser humano un cuidado esmerado de la creación, comenzando por sus semejantes. Sin embargo, no siempre es así, como pone de manifiesto la Campaña Contra el Hambre de Manos Unidas este año con el sugerente lema “El efecto ser humano”. La única especie capaz de cambiar el planeta lo hace provocando su degradación y consecuente destrucción. La casa común, la madre tierra, es don de Dios para que toda la humanidad viva dignamente y alcance su plenitud.

    El papa Francisco en su exhortación apostólica Laudate Deum, publicada hace unos meses, advierte «que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre» (LD 2). La falta de preocupación por la casa común es también desatención de los excluidos, descartados, hambrientos de nuestro mundo, y conlleva una grave complicidad con las guerras que nos asolan y causan más deterioro, desigualdades y hambre.

    Cualquiera de nosotros, si nos sentimos seguros, con recursos suficientes, libres de bombardeos y amenazas cercanas, podemos terminar mostrándonos insolidarios y cometiendo pecado de omisión, abandonando a hermanos y hermanas que necesitan nuestra ayuda. Y no sirve que tranquilicemos nuestra conciencia con un justo y necesario —ojalá que generoso— donativo, como hemos de hacer en esta Campaña Contra el Hambre en el mundo de Manos Unidas con la Jornada del domingo 11 de febrero y el gesto del Ayuno Voluntario el viernes anterior, día 9.

    Urge que tomemos mayor conciencia y hagamos lo necesario para que nuestro efecto en la tierra no sea devastador, sino cuidadoso y responsable en la protección de la casa común. Quizá tengamos que comenzar por superar la insistencia en restar importancia o despreciar la cuestión. El mundo necesita transformaciones profundas y duraderas por el bien del planeta y, por tanto, cambios en las rutinas despreocupadas de cada persona y de la sociedad. Es otra dimensión más del proceso de “caminar juntos”, sinodalmente, como queremos hacer en la Iglesia, buscando encuentros y procurando sinergias entre nosotros y con otros.

    Los cristianos creemos en Dios Creador y debemos trabajar para que el ser humano no usurpe su lugar, como pretende o pretendemos tantas veces. En el conocimiento y encuentro con Jesucristo descubrimos el amor de Dios por la humanidad expresado en las maravillas de la creación, en cuyo centro Dios ha situado al ser humano, enviando a su Hijo para la salvación de todos.

    El regalo del Creador clama por un cuidado responsable. Como gritan hermanos y hermanas que sufren las consecuencias de la desnutrición y el hambre, de la desigualdad climática, de la guerra, de las carencias educativas, de las enfermedades olvidadas…

    El mundo dañado y dolorido sigue necesitando la Buena Noticia de la salvación de Jesucristo con su oferta de cuidado, curación, paz, justicia, libertad y fraternidad universal. “Cuidar” y “curar” es lo que el Maestro nos invita a hacer a su modo, desde el amor del Padre y con el impulso del Espíritu Santo, compartiendo lo que somos y tenemos para que toda persona humana viva dignamente.

En el nombre del Señor Jesús, trabajemos por una humanidad sin pobreza, sin hambre, sin enfermedades, sin guerras ni desigualdades. Es consecuencia del seguimiento de Jesús de Nazaret, de la decisión de ser sus discípulos misioneros y nos acercará más al Reino de Dios.

Con mi afecto y bendición.

✠ Luis Ángel de las Heras Berzal, CMF

Obispo de León 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

QUINTO DOMINGO DE PASCUA (B)

 TÚ ERES LA VID, NOSOTROS TUS SARMIENTOS COMENTARIO A LAS LECTURAS DE LA MISA El domingo pasado, quizás lo recordamos, Jesús nos dijo de sí ...