LA LUZ DEL SEÑOR
COMENTARIO A LAS LECTURAS DE LA MISA
En este segundo domingo de la Cuaresma, contemplamos cada año
la escena evangélica de la Transfiguración del Señor. La Cuaresma es, como bien
sabemos, un camino hacia el monte santo de la Pascua. Jesús ha de entregar la
vida en la cruz, ha de morir rechazado por las autoridades religiosas de Israel
y abandonado por todos, incluso por sus leales apóstoles.
Aquel anuncio de lo que le esperaba en Jerusalén resultó demasiado
fuerte para los suyos. Todas las secretas esperanzas que podían albergar aún,
en un triunfo de Jesús como rey y caudillo de Israel frente a sus enemigos,
quedan, de pronto, enterradas.
Por eso, para que puedan resistir la prueba, Jesús se lleva
al monte a Pedro, Santiago y Juan y se transfigura ante ellos. Es un adelanto
de la Pascua, de la victoria final del Dios del amor y de la vida: Jesús se les
muestra lleno de la luz del cielo y Moisés y Elías, las grandes figuras de la
historia sagrada, aparecen conversando de tú a tú con el Maestro.
La voz del Padre, como hizo ya en el bautismo de Jesús en el
río Jordán, lo proclama como el “Hijo, el amado, en quien me complazco”. Y pide
escucharlo porque, como bien dice el Señor, “nadie va al Padre si no es por mí”.
Hay que seguir
caminando
La reacción de Pedro, siempre tan impulsivo y franco, es la
más lógica, la que, seguramente, tendríamos cualquiera de nosotros: ¿Para qué
ir a Jerusalén, para que buscar allí desprecios y muerte si podemos quedarnos
aquí tan a gusto?
¿Quién no tiene, muchas veces, el deseo de ahorrarse la
entrega por el Evangelio? Visitar a una familia en duelo, acercarse a la cama
de un enfermo, escuchar al que padece la depresión, gastar tiempo con el
mendigo, dar catequesis a quien pone a prueba nuestra paciencia… ¿No resulta muy
tentador evitarse estos malos tragos y tranquilizar la conciencia con
actividades menos exigentes?
Pero Jesús no les permite hacer esas cómodas tiendas para
quedarse gozando de la paz de aquella manifestación. Hay que levantarse y
seguir. Al final espera la Pascua y la vida vencerá la muerte, sí. Pero la
muerte redentora no se puede esquivar, hay que seguir hacia Jerusalén para
cumplir, en todo, la voluntad del Padre.
La primera lectura nos propone a Abraham como un anuncio de
Jesucristo. El patriarca acoge la invitación de Dios a romper con sus
seguridades, a salir hacia tierras extranjeras. La obediencia le traerá la
bendición, será padre de una gran nación aquel que consumía su vejez en la pena
por la esterilidad, será causa de bendición porque Yahvé Dios estará siempre con
él.
¿Qué seguridad tenía Abraham para obedecer y actuar así?
Ninguna, solo tenía la fe. Y se pone en camino, guiado por la fe. Como Jesús
con sus apóstoles, se levanta y se pone en camino porque Dios es fiel a sus
promesas y eso debe bastar para el hombre y la mujer de fe.
Toma parte en los
padecimientos por el Evangelio
Sigamos caminando en el itinerario cuaresmal guiados por la
fe. Con la ayuda de Dios oremos, ayunemos y compartamos. Cada uno según su
vocación, conforme a la llamada que Dios le haya hecho, pero todos en un mismo
camino.
Nos espera la Pascua de Cristo, nuestra Pascua. En la Vigilia
de la noche más santa del año cristiano, renovaremos nuestros compromisos
bautismales renunciando al pecado y profesando la fe de la Iglesia.
Resucitaremos con el Señor, que destruye la muerte, si primero hemos hecho un
serio camino cuaresmal con él.
No nos cansemos. No nos quedemos al borde del camino. No
queramos construir tiendas cómodas, ni excusas, que nos eviten el esfuerzo de
una conversión sincera de nuestros pecados. Sin cruz no hay Pascua, sin entrega
no hay vida ni felicidad. Tomemos parte en los duros trabajos del Evangelio
según las fuerzas que Dios nos dé.
Esta eucaristía es ya un adelanto de la Pascua definitiva
para que cobremos fuerzas y sigamos adelante. Al participar ya de los gloriosos
misterios que celebramos, recibimos, ya en este mundo, los bienes eternos del
cielo hacia los que caminamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.