Saludo a las autoridades municipales y locales.
Hermanos, vecinos, amigos todos.
Nos llena de alegría y nos esponja el corazón y el ánimo poder celebrar con toda paz, de nuevo, esta fiesta de la solemnidad del Nacimiento de la Virgen.
Como somos, cada uno de nosotros, imagen y semejanza del Dios Trinidad, Familia, no podemos prescindir del encuentro con los otros sin que resienta nuestra naturaleza humana.
y, además, tenemos una fe que se celebra, que se festeja y se comparte. La fe cristiana no es para vivirla privadamente, en la soledad de la casa o la intimidad del corazón. Es una fe que se comparte, uniéndose a otros en la acción de gracias y la súplica.
La fiesta que hoy nos une es el nacimiento de nuestra Madre del Cielo, la Virgen María. Contemplamos agradecidos a esta niña que nace en el seno de una piadosa familia hebrea, de unos padres, Joaquín y Ana, que participan de las esperanzas del pueblo israelita, del clamor de los profetas. Va a nacer de esta niña, preparada por Dios sin que nadie lo sepa, preservada de toda mancha, el Hijo de Dios, el Mesías y Salvador que viene a compartir nuestra vida para darnos la suya.
Todo niño que nace es un regalo de Dios, y los padres que engendran un bebé son colaboradores privilegiados de Dios creador. Sabemos bien que sin niños una sociedad como la nuestra está condenada a la extinción, a languidecer y desaparecer. Debemos cuidar de cada niño como si fuese de nuestra familia, porque, en cierto sentido lo es: de la gran familia humana. Debemos animar, y contribuir, a que los jóvenes sean valientes y generosos colaborando con el amor generoso de Dios, teniendo hijos.
Hoy los niños, en nuestra sociedad y especialmente en nuestro pueblos, son un don escaso y precioso. Pero no siempre nuestro mundo, que dice protegerlos, lo hace realmente, También la infancia crece expuesta a peligros graves, no tanto para su cuerpo, como para su espíritu.
Por intereses egoístas y de lucro de los mayores, y por falta de cuidado y negligencia de las familias, les dejamos expuestos a amenazas serias como son las adicciones a los móviles y a los videojuegos, creados para engancharles desde muy pequeños.
O. aún peor, a expuestos a la lacra y plaga de la pornografía, a la que pueden acceder desde muy pronto y que les hace crecer con una visión deformada de sí mismos y de los demás, viendo la sexualidad como un pasatiempo fácil y no, como debería, como una experiencia humana de donación.
Hoy celebramos a la Virgen Niña y Dios nos pide cuidar de nuestros niños para que, como María, crezcan sanos de cuerpo y de espíritu, nos pide cuidar su inocencia y velar por su limpieza. Que puedan al crecer, como María, preguntarse cuál es la misión que Dios les encarga, porque todos tenemos nuestra vocación y misión.
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