Ya llevamos un tiempo con este tipo de celebraciones en nuestra Unidad Pastoral; tanto los domingos como en tiempos señalados, como lo han sido las fiestas litúrgicas de la Navidad. Se ha procurado explicarlas convenientemente a las comunidades parroquiales, pero nunca está de más intentar comprenderlas mejor.
Para ello, tenemos que partir de una primera afirmación clara: La celebración de la Eucaristía dominical es el centro de la vida cristiana y el núcleo de la vida de la comunidad parroquial. El valor de la Misa es insustituible y hay que participar activamente en la celebración de la misa del domingo siempre que sea posible.
Pero, actualmente, no siempre es posible asegurar que se celebre la Eucaristía dominical en cada parroquia, debido a la falta de sacerdotes, que tienen encomendadas más parroquias de las que pueden atender cada domingo. También puede ocurrir que el párroco esté enfermo, o ausente por alguna otra causa razonable, y no pueda suplirle otro. ¿Qué hay que hacer el domingo que el sacerdote no puede estar presente en una comunidad y no se puede celebrar la Santa Misa?
Si se puede, es correcto desplazarse a
otra iglesia para celebrar la Eucaristía. Para ello se facilitan los horarios
de las misas en los otros templos de la Unidad Pastoral. Pero
también es una opción buena y aprobada por la Iglesia y sus pastores, que la
comunidad pueda reunirse para celebrar la fe, para vivir el domingo con una
Celebración dominical de la Palabra.
Estas celebraciones pueden ser presididas por un diácono, o bien dirigidas por un religioso/a, laico/a, con el encargo correspondiente del obispo y con la debida preparación previa, impartida por el párroco. Estas celebraciones dominicales permiten a la comunidad reunirse en nombre del Señor resucitado, escuchar y acoger la Palabra de Dios, orar con toda la Iglesia, compartir la Comunión, y sentirse enviados para dar testimonio. Ayudan a sentirse Pueblo de Dios, miembros activos y corresponsables todos de la Iglesia.
Ciertamente no sustituyen en su valor a la Eucaristía. Cuando un domingo una comunidad se reúne en una celebración sin presbítero, es como una continuación de la misa que se celebró el domingo anterior o la última vez. Las celebraciones en ausencia de presbítero no son lo mismo que la Eucaristía, pero es una buena manera de celebrar el domingo cuando no podemos participar de la misa y siempre será mejor que seguirla por radio o televisión, que deben ser el último recurso.
Hay que agradecer a las personas de nuestras parroquias, actualmente son cuatro, que, desinteresadamente, se han ofrecido a animar las Celebraciones dominicales de la Palabra. Y agradecer a todos los fieles de la Unidad Pastoral que han acogido y aceptado con comprensión este modo alternativo de celebrar el domingo cuando la Eucaristía no es posible.
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