PODER ESCUCHAR LA PALABRA Y PODER ANUNCIARLA
La mayoría
del tiempo de su vida pública Jesús la pasó en la tierra de Israel, entre sus
paisanos hebreos. Pero el evangelio de hoy nos lo presenta adentrándose en
tierra de paganos, un territorio que entonces se llamaba la Decápolis y que hoy
corresponde con la actual Jordania.
Para
nosotros decir tierra de paganos no significa casi nada, pero en aquel tiempo
significaba algo muy fuerte: una zona salvaje y peligrosa, en la que no se
sigue la ley religiosa judía; un territorio en el que un hebreo piadoso
evitaría incluso entrar porque significa contaminarse.
Pero allí
va Jesús, porque allí también hay quienes necesitan escuchar la Buena Noticia
de la salvación. Hoy no necesitamos ir lejos para encontrar personas que no
saben ya casi nada de Jesús, a las que nunca se les ha anunciado con convicción
el Evangelio o que nunca han tenido una experiencia de fe. Los tenemos entre
nosotros, en nuestras casas, en nuestras familias, pueblos, lugares de trabajo
o estudio…
Y podemos
retraernos y pensar: ¿Para qué voy a decirles nada si no van a escuchar? O
podemos obrar como Cristo y traspasar esos muros para ayudar a oír y a hablar,
como hace Jesús con el sordomudo del evangelio.
Seguro que
el eco de las curaciones y milagros que el Señor realizaba ya había llegado
allí y le presentan a un hombre sordomudo. Sin la protección que hoy se le da
en nuestra sociedad a los discapacitados, podemos imaginar que la vida de aquel
hombre sería durísima, condenado al aislamiento, a la miseria, a vivir de la
caridad de otros. No puede relacionarse con los demás, vive en aislamiento
forzoso, sin poder experimentar lo que significa vivir integrado en sociedad.
El
evangelista nos cuenta dos detalles importantes en la actuación de Jesús: se lo
lleva aparte y le toca.
Se lo
lleva aparte porque no busca una curación convertida en espectáculo, lo hace
por respeto al enfermo y porque el bien es mejor si se hace en silencio. Podía
haberle curado desde la distancia, así lo hace otras veces, con la fuerza
únicamente de su palabra. Pero decide dedicarle tiempo, tratarle aparte, que se
sienta especial y querido.
Cuando
está aparte con él le toca; cuantos habrían tocado a aquel hombre para burlarse
de él, para empujarle, para robarle, para maltratarle, porque no podía
quejarse. Jesús le toca con mucho cariño la lengua y los oídos y se los abre
para que pueda comunicarse, para que pueda dar gloria a Dios, hablar con otros,
compartir, llevar una vida más humana.
Tenemos
que tener mucho cuidado con pensar que hay personas que cuentan y otras que
no... Cuando el Papa Francisco nos advierte de que debemos luchar contra la
sociedad del descarte, nos está hablando de esto. Hay personas que
son muy importantes, que convertimos en ídolos de los que nos importa todo, y
otros, a veces los que tenemos más cerca, los consideramos invisibles, no nos
importa lo que les pasa, lo que sienten, lo que viven, lo que esperan. Les
descartamos, como descartado estaba el sordomudo del evangelio hasta que llegó
Jesús.
El apóstol
Santiago, en la segunda lectura, advierte de que las parcialidades no caben
entre cristianos, no puede haber personas de primera y personas de segunda si
miramos a los demás como Cristo nos mira, como a hijos amados de Dios.
Hay un
rito bonito dentro del sacramento del bautismo, que en parte se está perdiendo,
pero que está lleno de significado. Lleva este mismo nombre, el de las palabras
de Jesús: Effetá (Ábrete). El sacerdote o diácono, representando al mismo
Cristo, toca los oídos y la boca del recién bautizado y le dice: “El Señor
Jesús que hizo oír a los sordos y hablar a los mudos te conceda, a su tiempo,
escuchar su Palabra y profesar la fe, para alabanza y gloria de Dios Padre”.
A cada uno de nosotros en el Bautismo se nos concedió entonces poder escuchar la fe y poder profesarla, testimoniándola ante otros con nuestras palabras y nuestras acciones. Que de la celebración de este domingo saquemos el ánimo y las fuerzas para cumplir esta doble misión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.