Nuestro catequista, Gregory Starkey, intervino en el el 37 Encuentro Diocesano de Catequistas para comunicar cómo ha sido la marcha de la catequesis en nuestra Unidad Pastoral desde el curso pasado:
Buenas tardes a todos y gracias por la oportunidad de compartir nuestra experiencia.
El equipo de
catequistas de la Unidad Pastoral de Villaobispo (integrada por 7 parroquias de
tamaños muy dispares) se enorgullece de haber contado, durante el curso
pastoral 2019-2020, con 14 catequistas, generosos y muy unidos.
En este
curso pastoral 2020-2021 estamos en activo solo 7, aunque tenemos la alegría de
contar también, como catequista, con un seminarista del seminario San Froilán y
con un chico recién confirmado, que está aprendiendo.
Aunque no
estén en activo, los catequistas mayores que no pudieron continuar debido al
problema sanitario, siguen vinculados al equipo de catequesis.
En cuanto al
número de nuestros catecúmenos, en el nivel de primero tenemos 23 chicos, 25 en
2º, 26 en 3º, el curso de la comunión, que baja ya a 30 en los 4 años de
postcomunión, destacando este año los 9 chicos en 7º para confirmarse. En total
son 104 en la Unidad Pastoral.
La
experiencia del año pasado, como seguramente la de todas las parroquias, fue la
de intentar mantener el vínculo con los catecúmenos y sus familias durante el
aislamiento. Nos servimos para ello de los grupos de whatsapp, uno por cada
curso, para ir mandando reflexiones, videos, motivaciones, incidiendo bastante
en recibir un feed-back por parte de padres y niños, con respuestas como
dibujos, audios, oraciones, etc.
El resultado
fue desigual: unos lo aprovecharon y otros claramente se cansaron y desconectaron
conforme la situación se iba prolongando.
Tuvimos
varias reuniones para discernir juntos cómo proseguir con la catequesis durante
este curso, barajando las posibilidades que nos ofreció como reflexión la
Delegación sobre la catequesis en tiempo de pandemia. Finalmente, y dado que
contábamos con aulas suficientes para impartir catequesis con suficiente
distancia y ventilación, optamos por la catequesis presencial, reducida a 45
minutos una vez cada 15 días.
Comenzamos
la andadura el 22 de octubre en las aulas y, dados los números, tuvimos que
desdoblar algunos grupos. Como la catequesis presencial ahora es poca, se intenta
reforzar con las motivaciones y actividades a través de los grupos de whatsapp.
Como ejemplo, durante la Cuaresma hicimos una actividad con el evangelio de
cada domingo.
Las sucesivas
limitaciones de aforo en los templos, y los miedos de las familias, han hecho
que se hayan frenado algunas acciones, como la animación de las misas
dominicales por parte de los grupos de catequesis.
La asistencia ha sido buena, y muy pocos
chicos tuvieron que hacer cuarentena. Los grupos de 3º y 7º decidieron en este
tercer trimestre ampliar las sesiones a semanales, e incluso en 7º dada la edad
y dominio de informática de los chicos, se realizó prácticamente toda la catequesis
con Power Points preparados “en casa” donde los chicos se comunicaban por ZOOM
durante 40 minutos desde sus casas en horario después del toque de queda a las
8 los viernes.
Por otra
parte, se han podido celebrar, incluso al aire libre en los momentos más
peligrosos, los tiempos litúrgicos fuertes y los momentos puntuales como la
celebración cuaresmal del perdón, la entrega de la cruz, del Padre Nuestro o de
la Luz pascual con celebración litúrgica y buena asistencia por parte de las
familias, o al menos de las madres.
No se ha
percibido una merma de la asistencia, no sólo en comparación del curso pasado,
donde la pandemia hizo estragos en el curso, sino en comparación con los años
normales, y hay que mencionar que la ausencia de actividades extraescolares ha
ayudado. También se ha percibido mayor implicación por parte de los padres,
cosa que, en consonancia con el Directorio para la Catequesis, este grupo tiene
como primer objetivo de nuestra catequesis interparroquial.
Como
conclusión, y en relación a este último punto, vemos con preocupación creciente
la separación de catequesis y educación familiar. Estamos en una zona que linda
entre ciudad dormitorio, casi desarraigado, y la zona rural con más fuertes
lazos a la vida y costumbres de los pueblos de antes. La creación de comunidad,
no sólo eclesial sino civil también, está amenazado por la cultura de
individualismo postmoderno de la que todos participamos de una forma u otra casi
sin remedio. Pues es en el Sacramento de la Comunidad por excelencia, la
Eucaristía, donde nuestros adolescentes con el tiempo se van aislando, así que
termino con una pregunta y un reto: ¿Cómo podemos acercar la Eucaristía a la
vida y experiencia de nuestros jóvenes?
El futuro de nuestra Iglesia depende de ello.
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