COMENTARIO A LAS LECTURAS DE LA MISA
Este cuarto domingo de Pascua le llamamos siempre el Domingo del Buen Pastor, porque se lee el evangelio en el que Jesús se llama así a sí mismo: “Yo soy el Buen Pastor”. Quizás las personas que vivan en las grandes ciudades y no tengan la suerte de disfrutar de los campos libres como nosotros, no entiendan bien lo que quiere expresar Jesús al llamarse Pastor. Pero, desde luego, aquellos que le oían, lo entendían perfectamente.
El pastor se hace uno con su
rebaño, a él le dedica su día, comparte su suerte en el campo; si cae la lluvia
se moja también, si es un sol aplastante también él pasa calor. Y el rebaño
constituye su preocupación constante, buscar dónde hay agua, buscar donde hay
sombras, donde estarán las mejores hierbas del pasto, protegerlo de las fieras…
Así hemos visto vivir tantas veces a los pastores de nuestros pueblos.
Pues el Señor no es solo un
pastor, sino el Buen Pastor, el mejor de los pastores posibles. Él mismo lo
resume en dos expresiones: él “nos conoce” y “da la vida por nosotros”.
Nos conoce, es decir que para Dios y para su Hijo Jesucristo no somos simples números, no somos sin más la masa de la humanidad. Cada uno de nosotros le importa, sabe de nuestras tristezas, de nuestras preocupaciones y angustias. Por eso Jesús nos dijo que para hablar con el Padre no necesitábamos usar de muchas y grandes palabras, ya que él lee siempre en lo profundo de nuestros corazones. No somos anónimos, sino hijos amados.
Hay tantas personas que hoy dicen: “nadie me comprende” o “no
cuento para nadie”; pues bien digámosles los creyentes que no es cierto, porque cada uno le importamos a este Buen Pastor.
Pero también dice “y las mías me
conocen”, tenemos que conocer a este Pastor nuestro, estar cerca de él,
escuchar su voz, sentir su presencia resucitada. Para conocerle tanto como él nos
conoce, tenemos que tratarle, que es como se conoce a los amigos: escuchar, leer y meditar su Evangelio, tener ratos de oración ante la Eucaristía o en el silencio de nuestras casas, tratarle en la comunidad cristiana porque "donde están reunidos en mi nombre allí estoy yo", nos ha dicho.
Y da la vida por nosotros. Para Jesús es muy distinta la actitud del pastor que quiere de verdad a su
rebaño, a la de aquellos que son simples asalariados, que solo les importa el jornal,
pero no el rebaño. Pastores del pueblo de Israel eran, al menos en teoría, sus
dirigentes: los sacerdotes, los escribas y fariseos. Pero, en la realidad, a
ellos no les importaba nada lo que les pasara a los leprosos, a las viudas, a
los pobres. En cambio, a Jesús sí, les ama hasta dar la vida en la cruz.
Este Buen Pastor crucificado por amor y ahora resucitado está y estará con nosotros hasta el final de los tiempos, según su promesa. Y no deja de conocernos, cuidarnos, pastorearnos. Lo hace a través de sus discípulos, todos colaboramos con el amor y la preocupación del Buen Pastor cuando nos cuidamos los unos a los otros, cuando tratamos de que nadie se quede olvidado.
Es lo que hizo
Pedro, que, en el nombre de Jesús cura a un tullido, aunque eso le traiga luego
consecuencias como ser interrogado en el tribunal por haber hecho algo en
nombre del crucificado Jesús, cuyo nombre quieren hacer desaparecer. Pedro, en lugar de defenderse a sí mismo, aprovecha la
ocasión para predicar: “ese que creíais que era la piedra desechada es ahora la
piedra angular”, sin la cual nada puede construirse ya.
¿Nos creemos esto, lo que hemos
repetido en el salmo? Que Cristo es la piedra angular y que, sin él, todo lo
que construyamos en la vida carece de valor y de sentido y se derrumba como un
arco de piedras al que le falta la piedra clave?
Ya somos hijos de Dios, hijos
amados, dice el apóstol san Juan, y aún no se ha manifestado lo que seremos.
Seremos semejantes a él, transformados, hechos de nuevo como ni podemos
siquiera imaginar. Esto no son ilusiones vanas, sino promesas del Buen Pastor
que sabemos que se cumplen porque su amor es real, hasta dar la vida por cada
uno de nosotros.
Sigamos viviendo este domingo,
haciendo experiencia de su presencia viva en nuestra comunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.