Lo de menos es la calidad artística del belén, hecho con las figuras que cada uno trae, tomadas de aquí y de allá. Lo verdaderamente importante es reunirnos, celebrar la Navidad en medio de la espléndida naturaleza leonesa. El día nos acompaño, con unas temperaturas y un sol radiante más propios de la primavera que del invierno de nuestras tierras.
Tomamos chocolate, pusimos el Nacimiento, cantamos villancicos, leímos el evangelio de la Natividad y convivimos como hermanos. ¿Qué más se puede pedir?
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