Este es un tiempo de esperanza y de vigilancia espiritual, y esas dos actitudes espirituales, junto con la alegría de compartir unidos, fueron las notas de nuestro encuentro.
Comenzamos con una breve evaluación de la marcha de los grupos, que es realmente positiva: a todos nos ayuda en la vida de fe y en la vida de cada día ese encuentro quincenal con la Palabra de Dios viva. "¡Ojalá muchas personas pudiesen descubrir lo que nos aporta y el bien que les haría también!", fue una expresión repetida por varios.
Después de la evaluación tuvimos una oración sosegada de Adviento en torno a tres elementos: la cuna vacía, que nos habla de la primera venida del Señor en la historia, que recordaremos en la Navidad, la corona de adviento, 4 velas y 4 mensajes, que nos remite a la venida futura que esperamos, y la Palabra de Dios en el centro, que es la venida y presencia permanente del Señor que nos habla.
Mientras iban alumbrándose nuevas velas de la corona, fuimos meditando cada uno de los evangelios de los domingos de Adviento de este ciclo B, con sus diferentes llamadas: Velad, Preparad, Estad alegres, con María acoged al Señor. Cada uno pudimos compartir nuestra oración, de intercesión, de petición, etc., como respuestas a esa voz de Dios que nos habla.
Por último, en la cuna vacía que espera el nacimiento del Salvador, colocamos nuestras oraciones y aquellos por los que quisimos pedir.
Fue una tarde de alegría y de encuentro con la Palabra de Dios y entre nosotros que terminó con una merienda compartida en ambiente de Navidad anticipada.
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