El pasado domingo 22 de octubre, en la misa parroquial de Villarrodrigo, así como en la de Villaobispo, tuvo lugar un acto importante para la vida de nuestra Unidad Pastoral: el envío de los catequistas.
Ser catequista no es que te guste acompañar o distraer a los niños, como a veces creen algunos. Se trata de un servicio muy importante a la evangelización y, por ello, es un verdadero carisma o vocación cristiana. Uno no decide ser catequista sin más, es responder a una llamada de Dios por medio de la Iglesia, que te envía, ayudado por su gracia, a sembrar la semilla de su Palabra de Vida en los corazones de niños, jóvenes y adultos.
Como comunidad cristiana y como Unidad Pastoral debemos dar gracias a Dios por la entrega y la alegría de estos catequistas, algunos veteranos, otros nuevos, que, como indica el símbolo del tambor que se usó en la celebración, hacen resonar en los demás la Palabra de Dios que resuena en ellos.
¡GRACIAS CATEQUISTAS!
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